sábado, 18 de junio de 2011

Capítulo III - Celos


Antón sabía que había sido cruel, pero no tenía muchas opciones, si las cosas salían a la luz, no quería ver como Valentina era señalada por la sociedad, y es que si bien no conocía mucho de derecho, sabía que no estaba prohibido relacionarte sentimentalmente con tu prima o primo, pero el asunto es que la sociedad no pensaba lo mismo, y mucho menos en el círculo social en el que ellos se desenvolvían.

Al siguiente día en el colegio, Daniel por fin se atrevió a hablar con Valentina. Le había dicho lo mucho que le gustaba, y ella no pudo decir más que gracias, se sentía apenada, hasta antes de la fiesta de disfraces le hubiera respondido con algo similar a lo que él sentía por ella, pero ahora, al único que tenía en la mente era a Antón.

Pasó poco más de una semana desde el último encuentro de Antón y Valentina, cuando Augusto su padre y hermano de la madre de Antón, le informó que ese fin de semana habría una fiesta familiar en su casa para festejar el cumpleaños de su madre.

Un día antes de la fiesta Valentina, vio a Antón en un centro comercial, con una mujer. Sabía de sobra que ella no era Paulina, pudo soportar verlos, porque él se portaba muy frío con ella, pero cuando vio que se besaron, la sombra de los celos la inundó por completo, Antón se las iba a pagar. Tomó su celular y marcó a uno de sus contactos.

"Daniel, hola"
"Vale, que sorpresa…"
"Oye ¿qué vas a hacer mañana?"
"Nada, supongo, aún no tengo planes"

Eso fue todo lo que necesitó Valentina para continuar con sus planes.

Al siguiente día en la fiesta, ella salió a recibir a Daniel.

"Hola, Valentina" saludó él con emoción al verla con ese vestido azul que resaltaba sus ojos y que dejaba ver lo largas que eran sus piernas. Ella le dio un beso en la mejilla y él la abrazó.
"Hola, Dani, que bueno que viniste" cuando levantó la vista, vio que Antón se estaba estacionando y veía cómo se le salieron los ojos al ver el abrazo que Daniel le había dado. Entonces su lado más oscuro se preguntó qué haría si viera algo más.

Entonces simplemente levantó la cara y dejó que los labios de Daniel tocaran los suyos. Daniel se sorprendió, pero él no se iba a negar a esa muestra de cariño.

Antón sintió cómo le hervía la sangre, cómo se atrevía ese mocoso a besar a su princesa, pensó.

"Perdóname Dani, es que no sé que me pasó" se disculpó Valentina.
"Vale sabes lo que siento por ti, y honestamente, besarte es algo que he soñado desde hace mucho, solo que no lo esperaba"
"No volverá a pasar"
"No me mal interpretes, quiero que se repita, pero quisiera que al menos pudiera saber qué soy para ti.
"Dani, me gustas ok, sólo es que no estoy segura de querer un relación o algo más. Necesito tiempo"
"Tienes todo el tiempo que necesites" y después de decir esto, la besó. Valentina no se engañaba, sabía que jamás sentiría en los besos de Daniel, ni la mitad de lo que sentía cuando Antón la besaba, pero a quien le dan pan, que lloré.
"Buenas Tardes" saludó Antón, con la cara seria y los ojos duros, cuando la pareja volteó,
"Hola primito" Valentina lo saludó con la sonrisa más encantadora que tenía, sabía que eso volvería loco a Antón y no se equivocó.
"¿Nos vas a presentar?" le exigió aún con la mirada dura
"Ah sí, él es Daniel. Daniel él es mi primo Antón" se saludaron y Antón se dio cuenta que Daniel era ligeramente parecido a él, tenían los ojos azules, en una tonalidad diferente, pero al final de cuentas parecidos.
"Ya te había visto, en la fiesta de Lore y Leo" dijo Daniel muy tranquilo. "Tú eras el otro Tuxedo Mask, debo agradecer que te hayas ido cuando llegué, de otra forma hubiera sido muy incómodo, sería tan fácil que nos confundieran"
"Cuando quieras" respondió Antón que confirmó sus sospechas, aquél día Valentina lo había confundido con Daniel.

Después de esto entraron a la casa.

Todo tiempo Antón estuvo viendo cómo Valentina y Daniel se sonreían y como de vez en cuando se tomaban de la mano, sin que sus padres se dieran cuenta, no quería entrar en absurdas presentaciones, poniéndole algún título a Daniel.

La comida había terminado, pero como siempre, sus tíos Philipe y Gina, padres de Antón, se habían quedado en el jardín de la casa, degustando una botella de vino, de la colección de Augusto.

"Vale me tengo que ir, mi padre quiere que los acompañe a una cena" dijo Daniel apenado por no poder continuar en la reunión.
"Está bien" le respondió. Daniel se despidió de la familia de Valentina y ella lo fue a despedir a la puerta. Ahí le él le robó un beso, fue un poco más largo que el primero, pero Valentina no pudo negarse.
"Adiós Vale, te veo pronto" le dijo antes de subirse a su auto.
"Adiós" se despidió.

Cuando Valentina entró a su casa, encontró a Antón recargado en la puerta de la cocina.

"El día de la fiesta me confundiste con él, ¿cierto?" le preguntó con la voz dura, los brazos cruzados en el pecho y los puños cerrados.
"Si" le contestó "a quien debí besar esa noche fue a él" con la voz filosa. Él la jaló hasta la cava de donde acababa de salir, pues había ido con el pretexto de poner más botellas de vino a enfriar.
"¿Te arrepientes de esa noche?" le preguntó cuando la arrinconó entre el espacio de la puerta y una de las paredes de la cava.
"Tu actitud es la que hace que me arrepienta. Al menos Daniel no me hubiera ignorado así como tú lo has hecho"
"¿Dime qué sientes cuando te besa?" le preguntó acercando su cara a sus labios y tomándola de la cintura.
"Eres un imbécil"
"Si eso y muchas cosas más" él la besó con fuerza y aunque Valentina al principio se resistió, no tardó mucho en ceder ante la insistencia de Antón.

Él la empujó un poco más contra la pared y la tomó de las caderas para cargarla, ella enredó sus piernas a la cintura de él. Avanzó hasta ponerla sobre una mesa de madera, que estaba en la cava, a los dos siempre les había parecido inútil, pero en este momento amaban esa mesa.

Valentina le quitó los lentes, el saco y desabotonó su camisa, mientras él le recorría el cuello con sus labios y le bajaba los tirantes del vestido. Sus manos hábiles tocaban sus piernas y se introducían cada vez más hacía sus bragas, esta vez nada lo contuvo de quitárselas y ella ni siquiera se quejó, si iba a pasar algo, tenía que pasar ahora, sólo el destino sabría cuando iba poder tener otra oportunidad como esta.

Ella le empezó a desabrochar el cinturón y tuvo miedo que la detuviera igual que la vez anterior, pero esta vez no pasó. Siguió con cuidado al cierre y cuando lo bajó, le quitó el aliento ver lo bien que le quedaban esos bóxers negros. Con toda la intención del mundo, Valentina lo tocó y Antón emitió un gemido. Después de eso, él le sacó el vestido por encima y pudo apreciar su ropa interior, toda ella era una invitación, era sexy a más no poder, delicadamente le quitó el sostén, dejándola completamente expuesta, bajó sus labios y la besó, ahora fue ella quién gimió.

"Hazme el amor, Antón, hazme tuya ahora" le suplicó cuando aquellos dedos hábiles la tocaron. Él se retiró un segundo buscando su pantalón y sacando el preciado sobre metálico que le brindaría protección. Valentina se dio cuenta y le bajó los bóxers, él se colocó el condón y la hizo su mujer. Fue un poco sorprendente para él saber que su primita ya no era virgen, pero eso no importó simplemente lo hizo menos difícil.

"Te amo Valentina" le dijo Antón, que cuando se dio cuenta ya se lo había confesado a su prima.

"Yo también te amo Antón" respondió la otra, antes de gemir su nombre, lo hacía en voz baja cerca de su oído, pero cada vez le costaba conservar el volumen. Y es que Antón la llenaba en todos sentidos, en toda su vida, nunca pensó sentirse así, tan completa. Cuando terminaron Antón se acercó a la agotada Valentina.

"¿Es cierto?" le preguntó Valentina cuando quedó frente de ella de nuevo.
"¿Qué cosa?"
"¿Qué me amas?" él unió su frente con la de ella.
"Te AMO Valentina Bernat, TE AMO." Le repitió viéndola a los ojos "Te he amado desde siempre, sólo que era muy idiota para darme cuenta. ¿Y tú también me amas?"
"Te AMO Antón Lieberman, nunca ha sido de otra forma" Lo besó tiernamente, y este era su primer beso, en donde la pasión no los invadía, era obvio se deseaban como nunca lo imaginaron, pero en ellos había amor y eso no lo podían ocultar.
"Vale, hace un rato cuando estabas tú amiguito ese, sentí los verdaderos celos, tenía tantas ganas de estrangularlo, solo por atreverse a besar esos labios que solo a mi me pertenecen. No quiero que salgas con otro, quiero que seas sólo mía, pero hoy por primera vez en toda mi vida sentí completo, me sentí como nunca me había sentido con una mujer, perdona mi egoísmo pero no puedo hacer otra cosa" le dijo mirándola directamente a los ojos, esos ojos azules que compartían desde siempre.
"Solo si me prometes que nunca más te acercarás a esa tipa que besabas ayer"
"¿A qué te refieres?"
"Olvídalo"
"Me viste con Pilar" admitió recordando el único besó que había recibido después de besarla a ella.
"No me importa quién era, sólo júrame que si yo voy a ser solo tuya, tu también serás sólo mío"
"Te lo juro, Valentina, te lo juro. Sólo estaré para ti. Sólo quiero hacer realidad los deseos secretos de tu corazón" se volvieron a besar y se vistieron.

Salieron al jardín cómo si nada hubiera pasado. Cómo si sus almas no se hubieran fusionado, mientras estuvieron juntos.

"¡Antón!" le dijo su padre. Él se encontraba en uno de los muebles recostado con Valentina, a nadie le sorprendía pues ellos siempre habían sido así, se llevaban como hermanos. "Estábamos hablando de irnos de vacaciones un par de semanas, pero tu tío no quiere dejar a Vale sola, así, que le he dicho que tú te puedes quedar con ella."

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