jueves, 21 de julio de 2011

Capítulo VI - Pasado

"Te vi a ti, tirándote a Paulina" le gritó a la cara, "te vi a ti…" se le cortó la voz y Antón la soltó. Se había deshecho en un segundo, el causante de aquello era él y nadie más que él. Trató de hablar pero su boca emitió un sonido hueco.

"Ese día quería que tú me acompañaras a la fiesta, así que fui a buscarte, mis tíos no estaban, y Ara me dijo estabas en tu habitación, subí y fue cuando los vi, se les había olvidado cerrar bien la puerta y quedó entre abierta. Me congelé no sabía qué hacer, y en ese momento la oí llenarse la boca con tu nombre, la odie, y entonces desee ser yo la que estuviera en tus brazos, ser quién dijera tu nombre mientras me hacías el amor. Sabía que era incorrecto, era el peor pensamiento que había tenido en toda mi vida. Por primera vez sentí celos, aunque no entendía muy bien porque sentía los sentía, si eras mi primo, casi un hermano; por eso sólo quería olvidar. Pensé que haciendo lo mismo con otro, podría suplantar aquel recuerdo, pero salió peor."
"Perdóname" le dijo Antón, cuando la tomó entre sus brazos, como si con eso arreglara el pasado. "Perdóname, Valentina, perdóname por favor" le suplicó.
"Yo no tengo que perdonarte nada" le dijo separándose un poco de su abrazo y poniendo una mano en su rostro. "Tú no sabías, y después de todo fui yo la que violó tu privacidad"
"No, Valentina… por mi culpa tienes esos recuerdos, por mi culpa hiciste aquello sin desearlo verdaderamente"
"Antón no te lo conté para que te sientas culpable, por favor, no lo hagas"
"Pero…"
"Pero, nada. Así pasaron las cosas y ya nada vamos solucionar"
"Te lo voy a compensar, todo ese dolor, Valentina te juro que te lo voy a compensar" le dijo tomándole las manos y poniéndolas cerca de su boca.
"Ya iniciaste, Antón ahora tu mismo me has enseñado lo que es hacer el amor, y te digo algo, me gustó, me gustó demasiado. La otra ocasión fue genial, toda esa pasión corriendo entre los dos, pero esta vez fue única, no lo cambiaría por nada"
"Hasta eso arruiné, esta debió ser nuestra primera vez, no ese encuentro en la cava."
"Fui yo la que te pidió que continuaras, además creo que estaba un poco confundida sobre la diferencia entre el sexo y hacer el amor, pero Antón, tú me lo has dejado más que claro" ella lo abrazó y lo beso tiernamente en los labios.
"Te prometo que de ahora en adelante siempre serán así las cosas entre nosotros" Valentina levantó la cara y él vio como tenía la ceja levantada y la sonrisa contenida. "Bueno no siempre, quizá uno que otro día podemos recordar viejos tiempos" añadió.
"Eso me parece bien" respondió.
"Voy a conciliar todo eso que hay en tu corazón, te demostraré que la belleza que posees no solo está en tu exterior, voy a desaparecer todos esos demonios de tu pasado, solo quiero satisfacer los deseos secretos de tu corazón"
"Todos mis deseos secretos" agregó antes de atrapar su boca con sus labios y saborear esa miel de la que no se cansaría jamás.

Se quedaron profundamente dormidos, y la mañana los sorprendió junto con la llegada de los empleados. Ya era casi mediodía cuando Valentina escuchó que llamaban a su puerta.

"Señorita, disculpe pero la llaman sus padres por teléfono" llamaba una de las empleadas. Valentina seguía somnolienta y al moverse se dio cuenta que Antón seguía a su lado, en su cama y totalmente desnudo, mientras en el piso estaba toda su ropa esparcida. Menuda escena se iba a encontrar la empleada.
"Un momento" Valentina gritó. "Antón, Antón despierta" le susurró con urgencia.
"¿Qué pasa?" respondió aun con la voz ronca y medio despierto.
"Shh...Te has quedado dormido, y Teo está ahí afuera, esperando que le responda a mis padres" le decía mientras buscaba su bata de noche y se movía por la habitación recogiendo las prendas del piso.
"Mierda" dijo por lo bajo. "¿Qué hago?"
"Escóndete en el baño" le dijo rápidamente, pero recordó que lo más probable es que Teo, entrara para cambiarle las toallas. En ese momento detestaba tanto servicio. "No, ya, mejor métete en el armario"
"Ah está bien" todo aquello le daba mucha risa, incluso siendo él tan recto en todo, esa escena le divertía. Pocas veces podía ver a Valentina preocupada. Recibió sus cosas de manos de Valentina y antes de esconderse, le dio un gran beso. Ella lo odio por ponerla así justo cuando tenía que actuar normal.

Valentina permitió que entrara la mujer con el teléfono y contestó a sus padres, en lo que la empleada entraba al baño, tal y como había predicho. Afortunadamente solo eran llamadas cortas las que ellos hacían, así que no tardó en despachar a la empleada, ordenándole además que prepararan su desayuno.

"Disculpe, el joven Antón también desayunará, es que no está en su habitación. Ni en otra parte de la casa. Por lo que parece no llegó a dormir" Valentina consideró que eran muchas conjeturas de Teo, pero mejor dejar que pensara eso, a que descubriera que Antón estaba justo en esa habitación.
"Supongo que se ha de haber ido de antro, Antón ya no es tan tranquilo como pensábamos" dijo con un tono verdaderamente sarcástico. "De cualquier forma será mejor que preparen algo para él también, después de sus actividades nocturnas puede que llegue hambriento"
"Como usted ordene, con permiso" La mujer salió de la habitación.
"Con que ya no soy tan tranquilo" le reclamó Antón, que la había atrapado en sus brazos, y le besaba el cuello.
"No" le dijo ella cuando se volteo para besarlo y hacerlo pagar por besarla con tanta intención, momentos antes. Él no tenía ninguna intención de detenerla y por un momento olvidó que ya no estaban solos y la empujó de nuevo a la cama. Le hizo el amor conteniendo las ganas de gritar su nombre y decirle en voz alta cuanto la amaba.
"Creo que tienes razón, ya no soy tan tranquilo como antes" susurró en su oído, poco antes de besarla por última vez y salir de su habitación, esperando que nadie lo viera.

Valentina se encontraba más que feliz, por esa mañana. Nunca creyó que Antón se arriesgaría tanto, pero estaba contenta de que así fuera, hacer el amor con él, como primera actividad en el orden del día, era maravilloso, un sueño hecho realidad. Él tenía razón cuando dijo que cumpliría todos los secretos ocultos de su corazón.

Repitieron la rutina y salieron a la playa, además de pasar unos momentos en la alberca en donde no pararon de jugar ni un momento. Al menos era una actividad más que normal entre ellos y no llamaba la atención de los empleados.

Por la noche cuando salieron de nuevo a cenar, Valentina le pidió a Antón que fueran a uno de los restaurantes que estaban en frente del malecón, donde se paseaban cientos de turistas.

"Estas guapísima, ¿lo sabías?" le dijo Antón al oído. Valentina era muy atractiva sin proponérselo, y era mucho más cuando lo hacía. Antón estaba cada vez más loco por ella.
"Gracias" ella se decidió a besarlo, pero una voz la interrumpió.
"¡Antón!" gritó una voz femenina. Antón abrió los ojos como platos y se levantó de la mesa para saludar a la mujer que lo llamaba.
"¿Becca?" la mujer se lanzó en sus brazos y él no supo ni que hacer, así que tuvo que devolverle el abrazo.
"Antón que gusto, nunca creí encontrarte aquí" le seguía diciendo con una gran sonrisa y los ojos brillantes de la emoción.
"Mucho menos yo, te hacía en Montreal"
"Vine unos días con mis amigas, extrañaba el calor de la playa. Y bueno es que tengo tanto que contarte" la sonrisa de Beca se acrecentó cuando dijo lo último
"¿Ah sí?"
"Si, demasiado, pero ¿qué no nos vas a presentar?" le dijo señalando a Valentina que seguía de espaldas. Ella se dio la vuelta para ver a Becca a la cara.
"¿Valentina? Por Dios, estas enorme, y te has puesto guapísima. Pareces modelo de revista" Becca estaba sorprendida de que la hermosa mujer que acompañaba a Antón, fuera su prima Valentina, aquella chiquilla que conoció hacia algunos años.
"Gracias, pero no es para tanto" respondió Valentina sin ganas.

No podía creer que Becca, el gran amor de la juventud de Antón, estuviera también en ese lugar.

"Claro, mis amigas ya se fueron a un club y la verdad yo no tengo muchas ganas de ir, prefiero quedarme aquí contigo" Valentina la vio con recelo "bueno con ustedes" agregó Becca al ver la cara seria de Valentina.
"¿Quieres sentarte con nosotros?" le ofreció Antón.
Mientras los dos continuaban con su plática, Valentina recordó que de niña siempre creyó que ellos dos terminarían casados; nunca conoció a una mujer más perfecta para él. Incluso con la gran autoestima que tenía, sabía que no era competencia al lado de Becca.

Becca era un poco más alta que Valentina e igual de delgada, su cabello ondulado era un poco más claro que el de ella, y tenía unos grandes ojos camaleónicos que parecían dar la impresión de ser de un verde muy oscuro. Tenía una sonrisa seria, y era eso lo que más le envidiaba. Becca era muy similar a Antón, serios, responsables, todo un sueño para sus padres, en cambio, Valentina sabía que era más bien un dolor de cabeza para los suyos, y hasta para Antón muchas veces lo fue. Sintió las lágrimas agolparse en sus ojos y tuvo que excusarse para ir al baño. Antón la vio diferente pero no hizo nada.

"¿Y qué tal va la carrera?" le preguntó Antón.
"Me fue excelente, ha sido una experiencia que nunca voy a olvidar" exclamó Becca, con verdadero orgullo en los ojos.
"¿Te fue?" él no entendía porque ella usaba el pasado. Ella extendió sus manos sobre la mesa y las puso sobre las de él.
"He terminado, este es mi viaje de graduación y mi regreso al país" él seguía sorprendido, y esta noticia lo dejó helado.
"Pues felicidades" fue lo que alcanzó a decir, antes de que ella volviera a hablar.
"Antón te he extrañado mucho, no sabes cómo me arrepiento de haberte dejado todos estos años" Ella se fue acercando a él, sin más lo besó y él no pudo evitar responderle, sin saber que Valentina los veía desde la puerta del baño.

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